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sábado, 27 de junio de 2015

EL DUENDE GUARDIÁN

EL DUENDE GUARDIÁN
Relato: Ricardo A. D.

La antigua casa de la tía abuela de Ricardo ubicada en la calle San Carlos estaba lista para iniciar su renovación. El primer albañil que estaba recién ingresando con sus herramientas a la oscura habitación del fondo de la casa, por donde  iba a empezar la  demolición, vio salir apresuradamente de entre la pared a un pequeño hombrecito llevando puesto un gran sombrero, para luego desaparecerse entre la pared del frente; el albañil aún incrédulo por lo que había observado no se atrevió a decírselo a los dueños de casa, y pensó contarle a su compañero de trabajo a la hora que llegara. Minutos  más tarde, cuando su compañero Carlos llegó, apenas saludo a su compañero y subió tan rápido al agrietado y tambaleante techo que al albañil no le dio tiempo para conversarle de los que había visto.   El viejo techo  empezó a retumbar con los golpes que Carlos daba, y el albañil se puso en alerta  mirando la vieja pared de adobe, y de repente volvió a  ocurrir lo mismo, pero esta vez le pareció ver que el pequeño hombrecito llevaba algo entre sus  manos. Llamó de inmediato a su compañero de trabajo y ambos estuvieron más atentos por si volviera aparecer para hacerles saber a los dueños de casa; pero a este hombrecito no más volvieron a verlo. El techo pronto cayó y tres viejas paredes también caían con el trabajo de ambos albañiles.  Al día siguiente  la cuarta pared, justo por donde había hecho su aparición el pequeño hombrecito empezó a ser destruida,  y cuando estaba ya en las últimas filas de adobe encontraron un pequeño hueco donde hallaron  algunos papeles que mostraron  a la tía abuela de Ricardo, quien de inmediato los tomó, leyó y de inmediato preguntó ¿Dónde están las monedas de oro de mi papá? Los albañiles sorprendidos por la pregunta de la dueña de casa respondieron: No hemos encontrado ninguna moneda, si gusta Ud. Busque entre los adobes o en nuestras cosas. Luego de escuchar el sorpresivo mensaje del difunto padre de la señora y la ausencia de las monedas, el albañil le comentó de las apariciones que había visto   y concluyeron que fue el pequeño hombrecito quien escondió las monedas de oro.    

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