EL ÁRBOL DE
LAS MONEDAS
Relato:
Edilfonso Mena Morales
A inicios de los años treinta del siglo pasado,
cuando la hacienda Sipán era propiedad de don Pedro Antonio Delgado y se
dedicaba al cultivo de arroz como principal actividad, también se producía
carbón. En cierta ocasión sus obreros se
propusieron cortar uno de los más viejos algarrobos del bosque ubicado a un
costado de la huaca grande en Huaca Rajada
y este les opuso tal resistencia que
no se dejaba derribar. Todo parecía
muy extraño, los hachazos rebotaban del tronco, se quebraban los mangos
de las hachas, las gruesas ramas se mecían con tanta furia que los leñadores
caían de lo alto del viejo algarrobo. Los leñadores habían perdido todas sus
fuerzas. Tanta resistencia opuso el algarrobo, que los leñadores desistieron de
este y se dirigieron a cortar otros dos algarrobos cercanos para producir su
carga de carbón que el patrón les había ordenado. Al enterarse el hacendado del caso, contrató
a unos carboneros de Mórrope de apellido Farroñan; estos al escuchar la versión
de los leñadores de Sipán decidieron
preparar el primer lote de carbón haciendo el horno al pie del viejo algarrobo,
con el propósito de debilitarlo y derribarlo para el segundo lote. Cavaron un
gran pozo y echaron gran cantidad de troncos secos, luego lo cubrieron y por un
costado le prendieron fuego. Había pasado casi una hora en vanos intentos por
prender la carga de leña, corría un fuerte viento que rápidamente apagaba el
fuego, luego trajeron un poco de gasolina y echaron al horno. El fuego se
inició y luego de algunas horas, la base del tronco ya se había debilitado y
las ramas dejaban caer sus pálidas hojas. Uno de los leñadores se acercó al
viejo algarrobo para darle el golpe de gracia y derribarlo con unos pocos
hachazos, y en ese preciso instante se
produjo una extraña y gran explosión en la base del árbol que atemorizó al
intrépido leñador y en ese mismo instante el viejo árbol cayó abatido levantando entre sus raíces dos grandes masas de plata fundida en las que se podía notar todavía algunas
retorcidas monedas con el escudo y la efigie de un rey español
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