Colaboración: Gonzalo Rodríguez La Serna
El año 1988 se realizó el IV Concurso Tecnológico aplicado a la Industria Nacional auspiciado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC), El Banco Industrial y el Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial (SENATI) con el objetivo de identificar, promover y apoyar los trabajos de investigación y desarrollo sobre tecnología aplicada a la creación, ampliación y mejoramiento de la industria nacional. Esta premiación solo consideraba innovaciones ya aplicadas en la industria y otorgaba al Primer Premio un viaje al Brasil con todos los gastos pagados.
Uno de los grandes problemas de los ingenios azucareros han sido sus repuestos y los más difíciles eran los de gran tamaño entre ellos la renovación de masas.
Durante largos años los ingenios azucareros del Perú venían renovando los cascos usados de las “Mazas” de su trapiche con cascos directamente importados de los EEUU o de Inglaterra.
Para poder aprovechar el eje de las masas usados rompían el casco en sus propios talleres y enviaban este al extranjero para que les enfunden casco nuevo. Después de una larga travesía, estos eran retornados con el casco nuevo enfundado.
Todo este proceso: ruptura del casco usado, preparación y embalado del eje, transporte marítimo, fabricación, maquinado y enfundado del casco, desbaste y ralladura era un proceso bastante largo que obligaba a los industriales del azúcar tener un stock de masas elevado que estaban en relación con el numero de molinos de su trapiche.
Con el transcurso del tiempo y los adelantos e instalaciones en el Perú de los altos hornos que se requerían para la fundición de cascos de masas (7 a 8 toneladas de peso), algunos ingenios azucareros pensaron en implementar sus talleres de fundición con la finalidad de fundir los cascos para sus propias mazas.
Como las inversiones eran bastante fuertes para la implementación en cada ingenio de un taller de fundición. Se convino entre los industriales en instalar un solo taller de fundición en uno de los ingenios y que este abasteciera de cascos a todos los demás.
Con este criterio, se estableció en Casagrande un taller de fundición de cascos de Mazas que además de fundir las torneara y las enfundara en el eje enviado por cada cliente.
Como la demanda de cascos y enfundado era muy grande, este taller no se abastecía y algunas veces no podía cumplir con la entrega de estas oportunamente, retrasando los programas de mantenimiento y renovación de masas en los trapiches.
Ante esta circunstancia y con la finalidad de abreviar el trabajo de este taller de fundición, se comenzó a estudiar la posibilidad de que cada ingenio solicitara solamente los cascos con la finalidad de hacer el desbaste y enfundado en sus propios talleres. Esta implementación lógicamente requería de grandes tornos y también de una prensa hidráulica de 1800 toneladas para el enfundado del casco sobre el eje.
Por experiencia de otros ingenios se llegó a la conclusión de que el enfundado mediante prensa hidráulica si bien era efectiva, requería de una fuerte inversión ya que esta debería ser importada y la estructura para su montaje era gigantesca que limitaba el área útil de sus talleres.
Con la finalidad de dar solución al problema del enfundado de cascos de masas en forma simple, funcional y económica se estudió la posibilidad de enfundar los cascos mediante el principio de calentamiento eléctrico por medio de INDUCCIÓN ELECTROMAGNÉTICA, que además de enfundar permitiera también desenfundar los cascos usados del eje. Es así que en Pomalca desde el año 1965 se aplica este creativo sistema, el mismo que fue presentado al concurso el año 1988 y declarado ganador. Hasta la fecha funciona y se le conoce como “Calentador de masas”.
Trabajaron en este innovador proyecto:
Diseño: Ingeniero Mecánico Eléctrico Augusto de la Piedra Lora. Graduado en la Universidad de Oxford en Inglaterra
Jefe de área: Raimundo Guerrero Salazar. Electricista práctico
Ayudante de Electricidad: Gonzalo Rodríguez La Serna Técnico en Electricidad, egresado del instituto José Pardo de Lima quien se desempeñó como ayudante de electricidad desde 1954 y desde 1974 asume la jefatura de electricidad hasta el año 2003 en el que se jubila.
Me cabe la satisfacción de haber trabajado en esa Coperativa durante 5 años y contar con colaboradores y compañeros de trabajo muy capaces y comprometidos, como siempre lo ha sido Gonzalo Rodríguez, un gran amigo. Este premio de Concytec, fue sin duda un justo reconocimiento al que me sumo con satisfacción a esa inquietud de mejoramiento contínuo.
ResponderEliminarIng. Alberto Sánchez Tapia. Reg CIP 26105.