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sábado, 18 de diciembre de 2010

EL VENADITO BRILLANTE

Del interior de un viejo horno de panadería construido cerca a una antigua huaca de Pampagrande, hacia su aparición un pequeño y brillante venadito, pero no se le aparecía a cualquier persona. Dora, la única niña de la casa, era su vidente preferida, aunque también lo había sido su abuelita hacía ya mucho tiempo. La primera vez que Dora observó al brillante venadito quedó maravillada por lo atractivo de aquel animalito, ella había plantado su mirada hacia el horno, la abuelita que estaba sentada en un rincón lo había estado observando detenidamente y la llamó para preguntarle ¿Qué miras hijita? , Dora con toda su inocencia respondió: allí hay un venadito que con su patita me llama. ¡Ah! Tú también lo ves, le dijo la abuelita. La niña siempre veía a este venadito, pero sus padres no le creían lo que veía, por el contrario se molestaban con ella y la mandaban a dormir porque creían que alucinaba. Sus vecinos estaban muy extrañados con esta casa, por que en las noches cuando estaban en la parte alta del cerro observaban que en la parte del corral, donde estaba el horno se veía una gran luz resplandeciente como si estuvieran prendiendo fuego, pero no lo había, por lo que pensaban que posiblemente había un entierro. Dora y su familia al poco tiempo se fueron a vivir a Chiclayo y dejaron su casa encargada a unos familiares de escasos recursos y que no tenían un lugar donde vivir. Al poco tiempo esta humilde familia abandonó la casa de Dora. Después de un tiempo se supo que esta familia se había comprado una gran casa en Chiclayo y que estaban mejor acomodados que la familia de la niña Dora. Ellos seguramente obedecieron al venadito quien fue el que les indicó donde tenían que cavar para sacar la gran fortuna de un entierro que Dora y sus padres no supieron aprovechar.

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