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martes, 14 de diciembre de 2010

EL RITUAL DE LA SIEMBRA DEL LOCHE

EL RITUAL DE LA SIEMBRA DEL
LOCHE LAMBAYECANO
Patrimonio lambayecano
Desde la Universidad Agraria de La Molina en el año 1997, nos llega a través de nuestro amigo Guillermo Córdova el extraordinario relato de uno de los expositores de un evento internacional que investigaba los beneficios de la agricultura orgánica. Un ingeniero de parentesco tataranieto de antiguos pobladores Mochica y muy orgulloso de su historia salió al Pódium a relatar la ancestral costumbre de la siembra del loche que él pudo observar cuando aún era niño. Como sabemos este fruto es oriundo de nuestra región Lambayeque y lo podemos encontrar a orillas del río Reque en nuestro distrito, por tal motivo nuestra región ha recibido la “Denominación de Origen”, lo que tiene una gran importancia porque permite revalorar nuestra cultura, ya que nuestros ancestros de esta región los sembraron y consumieron esta hortaliza. La siembra de este fruto lambayecano era todo un rito y la realizaban en la noche de luna llena. Las semillas eran sembradas por mujeres en estado de gestación quienes conforme iban enterrando las semillas, danzaban y entonaban una canción dedicada a la madre tierra que decía así:
“Plantita de loche, lochecito reprodúcete como yo lo hago, ten hijos sanos y fuertes como yo lo hago. Yo como mujer te lo pido, yo como mujer te lo ordeno, lochecito, lochecito quiero verte florecer”. Luego estas siembras eran abonadas con el afrecho de la chicha así como también con ceniza de algarrobo. Hoy esta hortaliza ha convertido a nuestra Gastronomía Lambayecana en un una de los mejores del país por su mágico toque de aroma y sabor en la preparación de emblemáticos platos de nuestra cocina, tales como: el Guiso de cabrito, Arroz con pato a la chiclayana, Chirimpico, Sudados de toyo y batea, el Espesado o yémeque, el Sancochado de res, y el delicioso Manjar loche o manjar blanco de loche. Este excelente fruto según expertas cocineras, cuanto más pequeño y rugoso es más oloroso y sabroso, y lo anecdótico sucede que cuando hay escasez de este fruto, su precio unitario llega a costar tanto como un cabrito tierno

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