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sábado, 18 de diciembre de 2010

EL CUCHILLO CEREMONIAL DEL SACERDOTE DE COLLUD



El sacerdote de Collud fue despertado después de mil años, profanaron su tumba, sus huesos y sus carnes con su vestimenta hecho polvo fueron pasados entre un cernidero en busca de chaquiras y pequeños objetos, luego sus restos fueron esparcidos entre las arenas y el polvo de la huaca. También fue despojado de sus pertenecías entre huacos ceremoniales y sus collares de chaquiras, así como de lo más valioso que el tuvo, su cuchillo-sonaja ceremonial hecho en cobre. Este acto despertó la ira del espíritu que desde el más allá regresó para vengarse con una maldición.
Sus tres profanadores se disputaban la tenencia de esta valiosa pieza, no sabiendo lo que le pasaría a quien se encargaría de llevarla a su casa y luego venderla. Fue “ El Chino” quien llevó a su casa el cuchillo-sonaja para hacer la venta, al llegar lo colocó sobre su cómoda hasta la llegada del traficante de piezas arqueológicas, al llegar la noche justo antes de acostarse el chino se acercó a su puerta para asegurarla con su tranca y apagar su luz para luego dirigirse a su cama, ni siquiera se había acostado por completo cuando una imagen resplandeciente en plena oscuridad de su cuarto atravesó la puerta cerrada, era la imagen de un indio con su larga túnica adornada con colgajos que le llegaba hasta las rodillas y un gorro con los mismos adornos que el chino los había visto con mucho detalle en la sonaja-cuchillo y se quedó de pie mirando desafiante hacia el interior de la casa dirigiendo la mirada hacia la cómoda donde se encontraba el cuchillo. Chino, creyendo que solo era su imaginación se acomodó abrazando a sus pequeños hijos y se tapó con su frazada, de pronto su cama empezó a moverse violentamente provocando que el chino se levantara cargando a sus hijos hacia la cama de su esposa. El, consiente de que no se trataba de un temblor si no de aquel espíritu, para no asustarla le dijo que era un pequeño temblor, pero de inmediato se dirigió a la cómoda para tomar el cuchillo y dijo para si: Mañana te venderé y no molestarás mas y abriendo la puerta de su casa se dirigió a su auto e ingresó con el cuchillo, lo ubicó en el tablero y luego reclino su asiento para dormir, apenas se hubo acomodado, antes de cerrar los ojos nuevamente apareció tras el parabrisas la imagen del furioso espíritu que atravesando el vidrio ingresó y se acomodó también en el auto a descansar junto al chino y su valioso cuchillo. Chino no le tuvo miedo y volvió a renovar su promesa de venderlo al día siguiente para alejar al espíritu furioso. Al día siguiente, tal como lo había prometido su profanador, el cuchillo-sonaja fue vendido, pero dejó su maldición por que a partir de esa fecha la desgracia le llegó al chino, solamente nos referimos a lo material que el perdió: su auto, su mototaxi y todo lo que había adquirido producto del huaqueo. De su vida familiar, mejor ni lo contamos.

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