NARRACIONES
DE LA ÉPOCA DE LA HACIENDA
Colaboración:
Santiago Delgado Sánchez
Antes del año 1930, tanto en la sierra como en las haciendas y
otros pueblos no se conocía el plástico, se tomaba el café en pozuelos o tetes,
estos eran vasos confeccionados de las astas de las reses, se les hacía fondo
de madera y luego los lustraban y así se formaba vasos y copas, los tetes eran
de calabazas llamadas cermas, estas eran cortadas por la mitad. En estos
utensilios se tomaba agua, desayuno y yonque. Se cocinaba en ollas de barro, el
café o chocolate se hervía en cántaros. Para lavar la ropa se usaba las bateas
hechas de madera, se confeccionaba bateas chicas para lavar los platos o mates,
cucharas de madera, etc. todo alimento agrícola no se fumigaba ni se abonaba
con fertilizantes, se usaba el abono orgánico.
Un toro o vaca de cien
kilos costaba diez u once soles. Aparte de nuestras monedas de sol de plata,
también circulaban los febles o bolivianos y los centavos de cobre, a los de
dos centavos se cortaba en dos o cuatro pedazos y con eso se compraba. En estos
tiempos en los pueblos funcionaba el Estanco de la sal y el Estanco del tabaco,
no había bancos, había la Caja de recaudación y después pasó a llamarse Banco
de la Nación. Tampoco se conocía el papel higiénico, se usaba papel de
despacho, el cual se cortaba en cuatro y en cada casa se tenía a la vista en
ganchitos de alambre. Para lavar la ropa se usaba el choloque y solo se usaba
el jabón para el lavado del terno: para lavarse los dientes se hacía con carbón
molido, después salió a la venta en las tiendas polvo con sabor a menta, para
los niños de primeras letras se les compraba las pizarras y lápiz de piedra,
asistían los niños a la escuela sin zapatos, los zapateros confeccionaban los
calzados a mano con estoquillos, cada par costaba tres soles. Los sastres
tenían duro trabajo, ya que no había ropa confeccionada en las tiendas.
En los pueblos los
domingos no faltaban las bandas, salían cuatro hombres tocando un tambor y uno
pregonaba dando noticias y ordenanzas de las autoridades. En las fiestas se
alumbraba con leña, cuatro luminarias en cada esquina de la plaza o parque, en las calles con faroles, no había
fluido eléctrico.
Aunque les parezca
mentira a esta generación, son tiempos para recordar
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