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jueves, 20 de septiembre de 2012

EL ÚLTIMO GENTIL DE SIPÁN


EL ÚLTIMO GENTIL DE SIPÁN
Relato: Edilfonso Mena Morales
Un viejo amigo tenía su chacrita en la parte Este de las tumbas reales de Sipán junto a la huaca grande y a un costado del cuartel de cañas. En este terrenito, con mucho esmero sembraba su maíz y algunas frutas. Un día me dice: Oiga amigo, me están haciendo daño en  mi chacrita, he sembrado maíz y me lo están llevando por las noches. Yo le respondo, ¿Cómo puede decir eso?, ¿Quién va a robar aquí?, si todos nos conocemos. Si algún vecino quisiera, estoy seguro que le pediría prestado. Al día siguiente mi amigo  nuevamente me visita y  me dice: Ayer cerca de la media noche he ido con mi perro a ver mi chacrita y por poco cazo al ladrón, mi perro lo ha corrido y yo no le di alcance. Quiero por favor que esta noche me acompañe... Así que decidí acompañarlo. Esa misma noche hicimos guardia en el interior de su choza ubicada en su chacra; la luna estaba resplandeciente como para distinguir al ladrón.

Para quitarnos el frío,tomamos una copa de yonque y luego nos pusimos a chacchar; él  había llevado un mazo de tabaco y se puso  a preparar unos cigarros mientras esperábamos al misterioso ladrón de choclos. Llegada la medianoche oímos un ruido que provenía de la plantación de maíz, nos miramos y dijimos, ahí está el ladrón. Nos acercamos a la quincha y entreabriendo las cañas observamos la silueta del ladrón que rápidamente arrancaba los choclos y los tiraba a una manta que había tendido en el suelo. De inmediato salimos corriendo hacia él,con el propósito de atraparlo, quitarle los choclos y reclamarle por su mala acción, pero el perro se nos adelantó y empezó a ladrarlo, y cuando estuvo muy cerca como para morderlo  se detuvo y como si hubiera visto al mismo diablo,  huyó de él con el rabo entre las piernas para  esconderse entre las nuestras. La actitud del perro nos sorprendió  y juntos con mi amigo dirigimos  la mirada al misterioso ladrón.  Él nos escuchó y se volteó a mirarnos desafiante, y levantando su mano  nos hizo señas para acercarnos a él. Su larga cabellera y  su vestimenta de apariencia de una falda nos impresionaron tanto, que por un momento pensamos que se trataba de una mujer, pero luego de ver lo robusto que estaba y al ver como levantó su pesada manta con choclos al hombro, nos atemorizó.  Ambos pensamos que tal vez era el enemigo (el diablo) y no aceptamos su llamado. Él sin decir nada nos dio la espalda y continuó con su carga de choclos dirigiéndose hacia la parte alta de la huaca.  Por un momento dudamos en seguirlo, pero la curiosidad fue más, y después de unos instantes fuimos tras él. En el camino mi amigo me dice.

Yo he escuchado de mis padres y abuelos que los antiguos gentiles se escondieron con todas sus cosas en las cuevas de las huacas y de los cerros cuando se enteraron de la llegada de los españoles.
 Seguramente este es uno de ellos y sale en las noches a buscar alimento para su familia que debe vivir en el interior de la huaca. Este relato me hizo interesarme más y continuamos la persecución. Ya lo habíamos perdido de vista, pero al llegar a la falda de la huaca nuevamente volvimos a ver al gentil, nos apresuramos más, y ante nuestra atenta mirada lo vimos entrar por un viejo túnel  de la huaca. Nos acercamos a mirar, pensando que tal vez haya sido una visión la que tuvimos, y que en realidad sea uno de nuestros malos vecinos, pero el túnel estaba vacío; nos regresamos pensando en lo sucedido y poniéndonos de acuerdo para regresar apenas amanezca. Así fue, a las 6 de la mañana ya estábamos en el mismo lugar donde se ocultó  el gentil; el túnelera tan profundo y tan oscuro que abandonamos el deseo de entrar. 

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