MITO DEL HURÓN QUE ROBó EL FUEGO
La presencia de un alto relieve con la imagen de un
hurón junto a una banqueta donde posiblemente se ubicaba el Señor de
Ventarrón, nos motiva a preguntarnos ¿Qué tan importante fue este mamífero
marsupial en la vida de estos primeros pobladores?. Al respecto existe el
siguiente mito
En Méjico existe el mito de Yéuxu y el robo
del fuego, este cuenta que el fuego era desconocido en el mundo celestial hasta
que Yéuxu, la zarigüeya (hurón), que tenía una conexión especial con el
infierno y los muertos, se arriesgó a entrar a dicha región infernal y se las
ingenió para robarle el fuego a su terrible guardián que celosamente cuidaba.
Anteriormente el hurón era considerado por sus iguales como de poco valor,
despreciada por su fétido olor y su afición por la carroña, el hurón triunfó
airosamente en una empresa en la que en cuatro intentos anteriores, otros
habían fracasado. Su éxito se debió a que pudo apoderarse de una brasa
encendida que cogió del centro infernal con su larga cola prensil para ocultarla
en la bolsa de su vientre. A partir de entonces su cola quedó pelada. Antes de que su hazaña se concretara fue descubierta por
el dueño del fuego, quien persiguió al hurón y luego de cortarla en pedacitos
la colgó en las cuatro direcciones, sobre escaleras de cinco niveles que
conducen al mundo superior. Después de un rato el hurón reflexionó sobre su
situación y volvió a juntar los pedazos de manera shamánica. Cuando logró
juntar todo su cuerpo retornó al mundo de la superficie y entregó el fuego a
los Hewis. Este animalito fue el que se apiadó de los hombres, que vivían entre la
miseria y el frio, les trajo el fuegoporque lo necesitaban para calentarse,
alumbrarse y para cocinar, razón por la cual,
actualmente, los huicholes deben honrar al hurón, considerándola un personaje
poderoso y sagrado y absteniéndose de comer su carne.
Así se lo han
dicho sus mayores, que por más hambre que tengan jamás debe comer carne de hurón
y que si alguna vez en su vida lo hace, seguramente su alma será atrapada,
luego de la muerte, en una trampa de piedra, que pone en funcionamiento un
hurón guardián del infierno y que bloquea el camino de esta vida a una feliz
existencia en el más allá, en el rancho de los propios parientes muertos.
Prácticamente en todas las mitologías indígenas mexicanas
se le presenta como un gran benefactor para los hombres.
En los textos mayas, como el Popolvuh o el Chilam Balam
de Tizimín, aparece el tlacuache( hurón) como señor del crepúsculo matutino o
como representación de los dioses que sostienen el cielo. Es un hecho
verificable que para el periodo Clásico mesoamericano (600 – 900 d. de N.E.)
este animalito había sido divinizado.
En la mitología mesoamericana el hurón se identifica
siempre con el dios del alba, heraldo de la luz y se le representa como el
modelo civilizado de la cuarta edad de los Mayas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario