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miércoles, 19 de septiembre de 2012



MITO DEL HURÓN QUE ROBó EL FUEGO
La presencia de un alto relieve con la imagen de un hurón junto a una banqueta donde posiblemente se ubicaba el   Señor de Ventarrón, nos motiva a preguntarnos ¿Qué tan importante fue este mamífero marsupial en la vida de estos primeros pobladores?Al respecto existe el siguiente mito

En Méjico existe el mito de Yéuxu y el robo del fuego, este cuenta que el fuego era desconocido en el mundo celestial hasta que Yéuxu, la zarigüeya (hurón), que tenía una conexión especial con el infierno y los muertos, se arriesgó a entrar a dicha región infernal y se las ingenió para robarle el fuego a su terrible guardián que celosamente cuidaba. Anteriormente el hurón era considerado por sus iguales como de poco valor, despreciada por su fétido olor y su afición por la carroña, el hurón triunfó airosamente en una empresa en la que en cuatro intentos anteriores, otros habían fracasado. Su éxito se debió a que pudo apoderarse de una brasa encendida que cogió del centro infernal con su larga cola prensil para ocultarla en la bolsa de su vientre. A partir de entonces su cola quedó pelada. Antes de que su hazaña se concretara fue descubierta por el dueño del fuego, quien persiguió al hurón y luego de cortarla en pedacitos la colgó en las cuatro direcciones, sobre escaleras de cinco niveles que conducen al mundo superior. Después de un rato el hurón reflexionó sobre su situación y volvió a juntar los pedazos de manera shamánica. Cuando logró juntar todo su cuerpo retornó al mundo de la superficie y entregó el fuego a los Hewis. Este animalito fue el que se apiadó de los hombres, que vivían entre la miseria y el frio, les trajo el fuegoporque lo necesitaban para calentarse, alumbrarse y para cocinar, razón por la cual, actualmente, los huicholes deben honrar al hurón, considerándola un personaje poderoso y sagrado y absteniéndose de comer su carne.
Así se lo han dicho sus mayores, que por más hambre que tengan jamás debe comer carne de hurón y que si alguna vez en su vida lo hace, seguramente su alma será atrapada, luego de la muerte, en una trampa de piedra, que pone en funcionamiento un hurón guardián del infierno y que bloquea el camino de esta vida a una feliz existencia en el más allá, en el rancho de los propios parientes muertos.
Prácticamente en todas las mitologías indígenas mexicanas se le presenta como un gran benefactor para los hombres.
En los textos mayas, como el Popolvuh o el Chilam Balam de Tizimín, aparece el tlacuache( hurón) como señor del crepúsculo matutino o como representación de los dioses que sostienen el cielo. Es un hecho verificable que para el periodo Clásico mesoamericano (600 – 900 d. de N.E.) este animalito había sido divinizado.
En la mitología mesoamericana el hurón se identifica siempre con el dios del alba, heraldo de la luz y se le representa como el modelo civilizado de la cuarta edad de los Mayas.

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