En esta segunda fase, el templo fue construido con bloques de sedimento arcilloso unidos con barro tal y como fueron retirados del río y que fueron luego enlucidos formando terrazas, plataformas, paramentos y escaleras; el llamado “Templo Rojo-Blanco” presenta un complejo esquema arquitectónico abierto al Norte e iniciado en una terraza delantera que soportaba una amplia escalera de once pasos de acceso a la alta plataforma donde se erigió el recinto central; esta nave rectangular de esquinas redondeadas y fachada pintada de color rojo y blanco en anchas bandas en zig-zag era el espacio más sagrado del templo.
Al interior, sobre la pared del lado derecho, como en la fase anterior, se encontró el fogón ritual con una chimenea de 3 metros de altura; de aquí se tomaron las muestras de carbón que dieron 4000 años de antigüedad antes del presente.
Al fondo del recinto una doble banqueta corrida integraría el altar principal o trono, enmarcado a los lados por dos paredes de tabique a modo de “muros-cortina” donde se plasmaron los magníficos murales polícromos que representan al “venado en una red”.
También se encuentra en esta fase La Chacana, el símbolo religioso más antiguo de nuestra cultura peruana.
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