El Templo de Ventarrón
PRIMERA FASE
Hace 4.500 años, durante el Período Arcaico Superior o Pre-Cerámico, sobre un afloramiento rocoso se erigió la primera planta de un gran templo en Ventarrón. El arqueólogo Ignacio Alva Meneses nos habla de esta gran cultura y de su gran escultura de barro, como él lo considera a este gran templo, pues en aquella época el adobe aún no había sido creado. Al invitarnos a observar la sencillez del material de construcción y contrastarla con la complejidad de su diseño arquitectónico, entendemos que esta gran cultura creó su ciencia inspirado en la naturaleza de su entorno. El cerro le sirvió de modelo para su diseño, así como los rayos del sol les brindó la orientación para que en este lugar preciso esta gran cultura edificara su templo de barro, considerado el primero en América. Este gran modelo de inspiración que les proporcionó el cerro como montaña tutelar, marcó el inicio del carácter sagrado de este lugar. En esta primera fase del templo destaca “El Fogón” que sería El altar del fuego donde se mantenía el fuego sagrado y se incineraban las ofrendas.
Así también, encontramos en esta primera etapa, el alto relieve de dos peces inversos hecho de tierra y fibra vegetal caracterizado por que miran hacia direcciones opuestas.
Ignacio Alva afirma que aunque no se conocen mayores detalles de esta estructura primigenia porque "está sepultada por las paredes que vinieron después y se superpusieron", la imagen de los peces sería una reminiscencia de prosperidad y abundancia natural y que guarda relación con las "manos cruzadas" de las ruinas de Kotosh (región central de Huánuco), de unos 4.000 años de antigüedad, porque tiene "casi la misma técnica y el mismo tamaño". y considera que los decorados con peces tienen un interés especial porque “están asociados a la fertilidad”. Una fertilidad que, según el investigador peruano Santiago Uceda Castillo, entre los Moche, tiene dos modalidades: la fertilidad agraria, como forma de garantizar el desarrollo económico de la sociedad, y la otra, la fertilidad social, para la reproducción de los jefes.
PRIMERA FASE
Hace 4.500 años, durante el Período Arcaico Superior o Pre-Cerámico, sobre un afloramiento rocoso se erigió la primera planta de un gran templo en Ventarrón. El arqueólogo Ignacio Alva Meneses nos habla de esta gran cultura y de su gran escultura de barro, como él lo considera a este gran templo, pues en aquella época el adobe aún no había sido creado. Al invitarnos a observar la sencillez del material de construcción y contrastarla con la complejidad de su diseño arquitectónico, entendemos que esta gran cultura creó su ciencia inspirado en la naturaleza de su entorno. El cerro le sirvió de modelo para su diseño, así como los rayos del sol les brindó la orientación para que en este lugar preciso esta gran cultura edificara su templo de barro, considerado el primero en América. Este gran modelo de inspiración que les proporcionó el cerro como montaña tutelar, marcó el inicio del carácter sagrado de este lugar. En esta primera fase del templo destaca “El Fogón” que sería El altar del fuego donde se mantenía el fuego sagrado y se incineraban las ofrendas.
Así también, encontramos en esta primera etapa, el alto relieve de dos peces inversos hecho de tierra y fibra vegetal caracterizado por que miran hacia direcciones opuestas.
Ignacio Alva afirma que aunque no se conocen mayores detalles de esta estructura primigenia porque "está sepultada por las paredes que vinieron después y se superpusieron", la imagen de los peces sería una reminiscencia de prosperidad y abundancia natural y que guarda relación con las "manos cruzadas" de las ruinas de Kotosh (región central de Huánuco), de unos 4.000 años de antigüedad, porque tiene "casi la misma técnica y el mismo tamaño". y considera que los decorados con peces tienen un interés especial porque “están asociados a la fertilidad”. Una fertilidad que, según el investigador peruano Santiago Uceda Castillo, entre los Moche, tiene dos modalidades: la fertilidad agraria, como forma de garantizar el desarrollo económico de la sociedad, y la otra, la fertilidad social, para la reproducción de los jefes.
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